Se firmó el Acuerdo de Venecia
Como Fundación Kreen nos sumamos a este compromiso y a colaborar con las redes de protección de turberas en la Patagonia chilena. En el Santuario Meullín-Puye podemos encontrar prístinas turberas, las que sostienen una valiosa diversidad de especies nativas y contribuyen al equilibrio de las funciones ecológicas.
Desarrollado durante una reunión de dos días en el Ocean Space en Venecia, el Acuerdo de Venecia nació del trabajo transdisciplinario de Ensayos y WCS-Chile, con el apoyo del Greifswald Mire Centre. Camila Marambio, de Ensayos, realizó la curatoría del proyecto y contó con el apoyo en el diseño y la organización de Bárbara Saavedra, Nicole Püschel y Antonieta Eguren, de WCS-Chile, además de la participación de Susanne Abel y Jan Peters, de la Fundación Succow / Greifswald Mire Centre. Las primeras chispas del Acuerdo surgieron hace un año, durante el segundo Seminario Binacional de Turberas entre Chile y Argentina, que dio origen a la Iniciativa de Turberas Patagónicas y al proyecto curatorial Turba Tol. Este último representó a Chile en la 59ª Bienal de Arte de Venecia, destacando la colaboración entre artistas, científicos y la comunidad Selk’nam de Tierra del Fuego para promover la conservación de las turberas de la Patagonia. La naturaleza transdisciplinaria de Ensayos, la Iniciativa de Turberas de la Patagonia y Turba Tol forjaron la visión de una convocatoria de especialistas de los campos de la ciencia ecológica, la práctica de la conservación y la política del cambio climático, con representantes de los pueblos originarios y artistas medioambientales para crear una declaración novedosa. Tras el proceso de creación, supervisado por un comité editorial que incluía a la diseñadora gráfica chilena Rosario Ureta, el acuerdo fue firmado por 38 participantes.
“Nos reunimos hoy y mañana para practicar tecnologías de acuerdos, con la visión de crear un llamado global unificado para el Cuidado de las Turberas desde una perspectiva local«. Estas fueron las palabras de apertura de Camila Marambio en la mañana del 1 de junio, dando lugar a dos días enteros de diálogo, visión y escritura colaborativa, juego coreográfico y trabajo editorial. «La agenda política mundial de las turberas se basa en convenciones de alto nivel, pero la acción para la conservación y la restauración sólo se produce y persiste si las iniciativas locales dedicadas, impulsadas por diversas motivaciones, actúan como custodios amorosos de sus turberas«, añadió Jan Peters, director de la Fundación Succow / Greifswald Mire Centre. Durante la última sesión del segundo día, el profesor Hans Joosten, del Greifswald Mire Centre, que participó en el comité de redacción, describió cómo, a pesar de su escepticismo inicial, se sintió «Una vez más se sorprendió de cómo es posible que los seres humanos lleguen a acuerdos a pesar de nuestras diferencias lingüísticas y culturales«. Hemos conseguido llegar a una reivindicación fuerte, poética, política y práctica para proteger las turberas globales a nivel local».
Este logro es igualmente el resultado de quienes compartieron generosamente sus conocimientos en persona, dando fuerza encarnada al proceso de acuerdo, y de los participantes de once talleres sobre el terreno que presentaron sus aportaciones días antes de reunirse en Venecia. Estos «nodos» remotos trabajaron con un kit de herramientas para el acuerdo que recogía la diversidad de enfoques locales para la valoración y protección de las turberas en todo el mundo, en el Parque Karukinka y Ushuaia (Tierra del Fuego), la Isla del Alce (Canadá), los Everglades (Florida), Alston Moor (Reino Unido), Aysén, Puerto Varas y Chiloé (Chile), Brandenburgo y Greifswald (Alemania), y Minjerribah (Australia). El esfuerzo del Acuerdo de Venecia pretende seguir añadiendo localidades y firmantes en los próximos años. Este objetivo está en consonancia con el trabajo de la Iniciativa Mundial sobre las Turberas, cuya coordinadora en ONU Medio Ambiente, Dianna Kopansky, estuvo presente en Venecia. En sus palabras: «Reforzar las relaciones entre los expertos locales y los responsables de la toma de decisiones a nivel mundial es vital para el futuro».
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Este año- (2022), para el día mundial de las turberas y en el marco de la Bienal de Venecia, se firmó el Venice Agreement: Protecting Global Peatlands Locally
Como Fundación Kreen nos sumamos a este compromiso y a colaborar con las redes de protección de turberas en la Patagonia chilena. En el Santuario Meullín-Puye podemos encontrar prístinas turberas, las que sostienen una valiosa diversidad de especies nativas y contribuyen al equilibrio de las funciones ecológicas.
Desarrollado durante una reunión de dos días en el Ocean Space en Venecia, el Acuerdo de Venecia nació del trabajo transdisciplinario de Ensayos y WCS-Chile, con el apoyo del Greifswald Mire Centre. Camila Marambio, de Ensayos, realizó la curatoría del proyecto y contó con el apoyo en el diseño y la organización de Bárbara Saavedra, Nicole Püschel y Antonieta Eguren, de WCS-Chile, además de la participación de Susanne Abel y Jan Peters, de la Fundación Succow / Greifswald Mire Centre. Las primeras chispas del Acuerdo surgieron hace un año, durante el segundo Seminario Binacional de Turberas entre Chile y Argentina, que dio origen a la Iniciativa de Turberas Patagónicas y al proyecto curatorial Turba Tol. Este último representó a Chile en la 59ª Bienal de Arte de Venecia, destacando la colaboración entre artistas, científicos y la comunidad Selk’nam de Tierra del Fuego para promover la conservación de las turberas de la Patagonia. La naturaleza transdisciplinaria de Ensayos, la Iniciativa de Turberas de la Patagonia y Turba Tol forjaron la visión de una convocatoria de especialistas de los campos de la ciencia ecológica, la práctica de la conservación y la política del cambio climático, con representantes de los pueblos originarios y artistas medioambientales para crear una declaración novedosa. Tras el proceso de creación, supervisado por un comité editorial que incluía a la diseñadora gráfica chilena Rosario Ureta, el acuerdo fue firmado por 38 participantes.
“Nos reunimos hoy y mañana para practicar tecnologías de acuerdos, con la visión de crear un llamado global unificado para el Cuidado de las Turberas desde una perspectiva local«. Estas fueron las palabras de apertura de Camila Marambio en la mañana del 1 de junio, dando lugar a dos días enteros de diálogo, visión y escritura colaborativa, juego coreográfico y trabajo editorial. «La agenda política mundial de las turberas se basa en convenciones de alto nivel, pero la acción para la conservación y la restauración sólo se produce y persiste si las iniciativas locales dedicadas, impulsadas por diversas motivaciones, actúan como custodios amorosos de sus turberas«, añadió Jan Peters, director de la Fundación Succow / Greifswald Mire Centre. Durante la última sesión del segundo día, el profesor Hans Joosten, del Greifswald Mire Centre, que participó en el comité de redacción, describió cómo, a pesar de su escepticismo inicial, se sintió «Una vez más se sorprendió de cómo es posible que los seres humanos lleguen a acuerdos a pesar de nuestras diferencias lingüísticas y culturales«. Hemos conseguido llegar a una reivindicación fuerte, poética, política y práctica para proteger las turberas globales a nivel local».
Este logro es igualmente el resultado de quienes compartieron generosamente sus conocimientos en persona, dando fuerza encarnada al proceso de acuerdo, y de los participantes de once talleres sobre el terreno que presentaron sus aportaciones días antes de reunirse en Venecia. Estos «nodos» remotos trabajaron con un kit de herramientas para el acuerdo que recogía la diversidad de enfoques locales para la valoración y protección de las turberas en todo el mundo, en el Parque Karukinka y Ushuaia (Tierra del Fuego), la Isla del Alce (Canadá), los Everglades (Florida), Alston Moor (Reino Unido), Aysén, Puerto Varas y Chiloé (Chile), Brandenburgo y Greifswald (Alemania), y Minjerribah (Australia). El esfuerzo del Acuerdo de Venecia pretende seguir añadiendo localidades y firmantes en los próximos años. Este objetivo está en consonancia con el trabajo de la Iniciativa Mundial sobre las Turberas, cuya coordinadora en ONU Medio Ambiente, Dianna Kopansky, estuvo presente en Venecia. En sus palabras: «Reforzar las relaciones entre los expertos locales y los responsables de la toma de decisiones a nivel mundial es vital para el futuro».
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